Mi hermano se llama Oscar y su pasión por las bicis empezó hace mucho tiempo y por casualidad. En mi casa era costumbre que al llegar a la adolescencia nos mandaba a aprender algún oficio y él fue recibido en un taller de bicicletas. Estando allí aprendió mucho directamente del dueño del taller que en sus tiempos fue ciclista y le transmitió sus conocimientos y el amor por las bicis.
Estando allí, mi hermano empezó a hacer su propia bici; le llevo mucho tiempo construirla porque era muy exigente. Él quería los mejores componentes y los envíos y costos hicieron que el proceso fuera lento. Su anhelo era terminarla y poder competir, aunque sea una vez. Cuando por fin la logró terminar empezó a competir y para sorpresa de todos empezó a cosechar frutos; no solo era bueno armando bicis, era bueno compitiendo. Recuerdo que en la casa había construido unos rodos donde practicaba para las competencias y, aunque su mentor había hecho ciclismo de pista, él de decantó por el ciclismo de montaña, una rama que se disfruta mucho en estas tierras de Guatemala. Recuerdo que él mismo adaptaba sus guantes ya que había perdido el pulgar de la mano izquierda en un accidente, pero eso no le impedía competir. De hecho, la bici fue para él una ayuda inclusive para socializar, ya que era sumamente tímido, y esa relación con otros ciclistas le ayudó mucho. Definitivamente el ciclismo había sido hecho para él y junto a su bici era insuperable.
En el momento álgido de su carrera como ciclista obtuvo varios premios que lo llenaron de satisfacción. Sin embargo un día mientras practicaba, lo sorprendieron unos maleantes que le robaron su amada bici. Le vendaron los ojos y amarrado lo dejaron abandonado en un camino desolado. Pasó mucho tiempo tirado en el camino hasta que con ayuda de un campesino, logró liberarse y llegar a la carretera. Aunque él estaba bien físicamente, su moral estaba destruida porque le habían arrebatado la bici de toda su vida, la que él había armado pieza por pieza. Al momento de robársela la bici andaba por los 3,000.00 dólares.
Poco tardó en levantarse moralmente y rápidamente se hizo de otras bicis que le dieron muchas satisfacciones y premios.
Ya con el tiempo y la edad tuvo que retirarse del ciclismo profesional y en la actualidad se dedica a otros menesteres. Sin embargo, aún conserva su equipo ciclista, y eventualmente sale a pedalear como guía haciendo ciclismo de montaña turístico. Su pasión por las bicis no se ha apagado y sigue latente aunque aún recuerda con nostalgia su primera bici de titanio que él mismo construyó.
¡Gracias Lourdes por esta fantástica historia! esperamos pronto tener una foto actual de Oscar con su bici para que nos cuente qué es la bici para él.
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